Desde el Centro Residencial Fuente de la Salud somos conscientes de la importancia del contacto de nuestras personas residentes con sus familiares
Una imagen vale más que mil palabras y una mirada puede llegar al corazón y llenar el alma traspasando una mampara de vidrio, supliendo, si no hay más remedio, al más achuchado de los abrazos.
Desde el Centro Residencial Fuente de la salud somos conscientes de la importancia del contacto de nuestras personas residentes con sus familiares, por lo que intentamos hacer todo lo posible para que éstos se produzcan, aunque sea a través de una cristalera. Encuentros como el que la otra tarde protagonizaron Ana Alcalá y su nieto ponen de manifiesto que un cruce de miradas basta para decirse muchas cosas sin ni siquiera abrir la boca.
El coronavirus ha venido a cambiar nuestra manera de relacionarnos coartando nuestra necesidad de contacto físico. En esta nueva realidad que nos está tocando vivir los abrazos y los besos han pasado, de ser vitales para las relaciones afectivas, a estar completamente vetados.
Es por ello por lo que escenas como la vivida por Ana y su nieto nos reconcilian con el universo de los afectos demostrando que el cariño se puede expresar por numerosas vías y que las sonrisas que se esconden tras las mascarillas valen muchísimo en el año en que todo cambió, menos el amor de la familia.
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